Este es un libro que se lee con interés desde la primera página porque está maravillosamente escrito. Que se lee con emoción, porque toca el corazón de todos los que amamos la montaña y hemos sentido la tristeza de ver las casas amortadas y las chimeneas que no humean. Pero también atrapará a quienes hayan nacido y vivido en otros paisajes, porque consigue transmitir la belleza de los escenarios y el misterio sin el cual, como dice el escritor Gabriel Marcel, sería imposible vivir. Y este es, además, un libro que se lee con la empatía que suscitan las historias de amor, sobre todo si son difíciles o han quedado inacabadas. (Encarna Samitier Laín, Prólogo).