Mis preocupaciones sobre el futuro de la civilización occidental no se limitaban a las causas históricas del declive. La razón del auge contemporáneo del nacionalismo en los países occidentales ha sido la inmigración masiva desde los países del tercer mundo hacia Occidente, y también me ha movido la constatación de que tales decisiones políticas serían absolutamente destructivas para la civilización occidental por numerosas razones sociobiológicas. Además, no se trata simplemente de errores por parte de servidores públicos benévolos, más bien se trata de actos deliberados, motivados por ideologías de izquierda que están totalmente en contra de los principios de la ley natural, la justicia y el orden natural jerárquico. El resumen de mis conclusiones es que las civilizaciones europeas han desarrollado culturas y sistemas de derecho únicos, y que, para ser preservados, requieren: un retorno a los órdenes naturales sin estado del pasado; un respeto por la importancia de la homogeneidad ét