LA SOSPECHA DEL DÍA, María J. Marrodán es una maestra en el arte de usurparle a la realidad sus paradojas más íntimas y devolverle su parte de inesperada fantasía. Todos estos relatos minimalistas de La sospecha del día, con el tiempo y el espacio muy acotados, avanzan siempre, y sin que lo veamos, hacia lo inesperado, y por eso todos son una especie de vuelta de tuerca, que deja al lector desconcertado de muy diferentes maneras, pues la pirueta final que lo pone todo en cuestionamiento tiene en cada cuento diferente naturaleza. María J. Marrodán no solo convierte cada uno de sus relatos mínimos en una narración completa y bien rematada, también los convierte en artefactos irónicos que iluminan súbitamente la cabeza del lector, provocándole unas veces la sonrisa, otras el estupor.