David Sarrión lleva encendido en el pecho que nunca volverá a ser joven pero nos basta así , con que a veces deje de ser el hombre capaz del silencio . Nos observa entre la multitud, nos tiende la mano y nos invita a saltar con él por el torbellino de su Geometría en el abismo. David Sarrión afila versos con su carne y viene a recordarnos que no es cierto que la vida fuera un sueño de Antonio Resines.