En este poemario, Carmen Membrilla Olea pretende comunicar a través del silencio. Un silencio subjetivo que revaloriza el poder de las palabras y su sonido incuestionable; un silencio revelador que nos permite respirar y atrapar sueños, canciones, besos y aniversarios; un silencio íntimo en el que la música, los versos y la arena destacarán estrepitosamente como únicos deseos.
En este poemario triunfan los sonidos imborrables y abstractos, los sonidos compactos y potentes de ese silencio que es capaz de conmovernos.