Manuel Benito Moliner relata a través de textos, salpicados de anécdotas, e imágenes un siglo de la historia de su ciudad
El autorretrato de cada pueblo no está construido con piedras, sino con palabras habladas y recordadas: con opiniones, historias, relatos de testigos presenciales, leyendas, comentarios y rumores. Y es un retrato continuo, nunca se deja de trabajar en él. La imagen que el pueblo hace de sí mismo es el sentido de su existencia.