Hablar bien no significa, ni mucho menos, hablar una norma culta en todos los contextos. Hablar bien significa hacerse
entender en cualquier situación comunicativa que se precie. Así pues, se considera, desde el punto de vista lingüístico un buen
hablante aquella persona que se hace entender tanto en situaciones formales como en situaciones informales. Es lo que se
conoce como variedades difásicas o situacionales de la lengua. Con este nombre se hace referencia a aquellas variedades que
introducen cambios en el uso de la lengua, en función de las circunstancias y de los interlocutores involucrados en el proceso de
comunicación.
AUTOR
Sevilla (1981) Profesora de Lengua y Literatura castellana y colaboradora en la revisión y asesoramiento en la redacción estilística de trabajos
académicos posgrado (Tesis Doctorales, Trabajo Fin de Máster y Trabajo Fin de Grado). Conferenciante habitual sobre la defensa de las hablas
andaluzas, y de ahí surge la idea de plasmar esta defensa de la dignidad andaluza reflejada en su habla en una obra. En el libro se aborda la defensa del
habla andaluza desde una dimensión lingüística, al mismo tiempo que se reflexiona, desde una perspectiva psicológica sobre la dignidad de los
andaluces. Todo ello acompañado de un sutil matiz lírico. Actualmente, colabora en distintos proyectos del Instituto Lectura Fácil, asociación y
cooperativa que tiene como objetivo defender los derechos a comprender la información que nos rodea y como redactora en un proyecto de
accesibilidad cognitiva, lenguaje claro y lectura fácil en las Administraciones Locales Andaluzas. Tiene su propio blog de escritura. En él, sube audios
con sus ensayos y relatos leídos. http://miradasconpalabras.blogspot.com.es/