A través de sus versos se constata una rotunda paradoja y una evidente contradicción, ya que mientras aparenta repudiar la religión (occidental), por otro lado se percibe la búsqueda constante y persistente, en ocasiones ansiosa y desesperada de Dios. Por momentos expresa su decepción con el Ser Supremo, pero en otros lo asume como la única tabla de salvación, en especial tras convivir con el ser humano y observar su vileza. Mas al final queda lo único válido, la franqueza contra la mentira y la manipulación, la verdad en forma de Poesía, y Robinson Jeffers, su pensamiento y su poética agrandándose y extendiéndose conforme avanzan los años, mientras su advertencia sobre el ser humano a modo de profecía continúa siendo tan vigente como sus poemas.