Ya no recordábamos cuándo había empezado el invierno, pero dábamos por hecho que se alargaría. La carretera llevaba cortada al menos un mes y no habíamos recibido visitas en el orfanato desde hacía mucho. Nadie podía llegar hasta nosotros y nosotros no podíamos llegar hasta nadie. Sin embargo, el Monstruo podía llegar a todas partes. Entre los muros de este aislado orfanato se esconden cuentos dentro de cuentos, extrañas desapariciones y un único tutor empeñado en borrarlo todo, incluso a los pequeños habitantes de este olvidado y lóbrego edificio. Rui Díaz se adentra con su primera novela en la tradición del relato gótico, pero dotando a la narración de un ambiente tan oscuro como cálido, tan terrorífico como luminoso. Ana Sender ilustra con salvaje alegría esta historia de niños rebeldes, de monstruos que tejen cuentos y de grandes mentiras. ...es perturbador, tiene algo de novela gótica, está lleno de melancolía, es como estar en un lugar donde sabes que hay algo escondido, como contenido y a punto de explotar...