Cuando se construyó la estación de ferrocarril en aquel lugar perdido, se creó a su alrededor una pequeña comunidad. Las instrucciones eran claras: cuidarían el mantenimiento de la estación y constatarían el paso del único tren que, día tras día, recorrería esas vías, el misterioso Tren Cero. Con la presencia del autor a principios de noviembre.