El joven subteniente mexicano Miguel Mercado (alter ego ficcional del autor) es enviado junto con su batallón a reprimir una revuelta en el remoto poblado de Tomochic (Chihuahua). La bisoña tropa deberá hacer frente a un enemigo bárbaro, altivo y feroz, pero no por menos heroico (semidioses invencibles, tigres de la sierra que derrotarían a todas las fuerzas que se les enviaran); un enemigo que ha renegado de todo poder terrenal y que, presa del más ignorante fanatismo, ha proclamado lealtad exclusiva a Dios y a varios de sus santones locales, arrastrando a la población a su completa aniquilación en un combate épico, afligido y de equívoco sentido.