No existe el azar y en las manos se abre un libro para transitar el interior de un momento y
un lugar que se saben efímeros, un mundo condicionado que espera a que se conformen
sus estancias más íntimas, que tomen forma y nombre los objetos que la rodean.
Más allá de la muerte, no espera nadie, ni siquiera el abismo. Quizás es por ello que sea
preciso emprender el viaje. Todos somos Ícaro. Todos llevamos un sólido billete de ida y en
nuestro último destino está el deseo de compartir un éxodo íntimo que empieza en nosotros,
desde el dolor, y que acaba en el preciso instante en el que volvemos a retomar el humilde
oficio de vivir.
Por eso tiempo sin detener es también un contrato con el ser humano. Es una forma de
saber que la palabra no sólo nos sirve para comunicarnos, que existe también para
acercarse al instante, al precipicio, al milagro, a la vida.» (Guillermo de Jorge)
david guijosa (1981), ha publicado los libros de poemas Traduciendo a Mnemósine (2007),
naufragar consistió en: (2008), flygbiljetter (billetes de avión) [en Planeta Turista, Poesía
Reunida (2014)] y volvemos en breve (2017). Ha participado en varias antologías de poesía
y prosa, tales como Tenerife: Paisajes de palabras-Teneriffa: Wortlandschaften (2017) y Oír
ese río (2017). Asimismo, ha traducido del sueco a Anne-Marie Berglund, Tomas
Tranströmer y Lasse Söderberg, entre otros, y del catalán, a Jaume Pomar, Josep María
Tranströmer y Lasse Söderberg, entre otros, y del catalán, a Jaume Pomar, Josep María
Llompart y Joan Margarit.