Los poemas de El rostro del mundo caminan por el tiempo que nos ha tocado vivir explorando las miserias de la condición humana. En la primera parte del libro, el poeta nos conduce, a través de un humor cargado de ironía, hacia personajes míticos de finales del Siglo XX como Fermín Cacho o el Rey de España, para mostrarnos así, su visión personal del delirio del mundo. En la segunda parte, con un tono más sutil, metafísico incluso, nos sumerge en una realidad más íntima. La nieve, el impulso y la soledad serán ahora los protagonistas.