Frente a los críticos laicistas, quienes afirman que Jesús no murió realmente en la Cruz; o sostienen que la Resurrección fue un engaño o una alucinación, hay evidencias históricas que prueban que Jesús se levantó de entre los muertos: el sepulcro vacío, cuya realidad fue innegable a los contemporáneos; la Sábana Santa, cuya autenticidad se demuestra en este libro, ofreciendo también evidencias de que envolvió el cuerpo de Jesús; y la prodigiosa transformación que experimentaron los discípulos de Jesús -producto de las apariciones del Resucitado-, que de ser un grupo acobardado pasó a ser un arrollador movimiento misionero que cambió el mundo.