Reeditamos desde Queimada dos de los primeros libros de poesía escritos por Manuel Lacarta. Poco podemos decir de la importancia de estos primeros escritos de juventud, rebelde y, además, muy independiente. Dejaremos que sea él mismo quien nos explique su visión: No es difícil entender Reducto. Hace cuarenta años que se publicó por primera vez, y es libro que no envejece; treinta y cinco, Al sur del norte. Uno y otro nos traían ya un autor ageneracional y que va por libre, sin marcar paso en el desfile; tampoco hoy. En Reducto y en Al sur del norte hay literatura, indudablemente de la mejor; pero, además, al término de su lectura, se nos hace palpable una ineludible necesidad, sin duda muy concreta: hay que abrir ventanas y respirar, respirar, profundamente respirar. Reducto mira tanto hacia afuera como a las vísceras, el interior. Es lugar idóneo para estar ahí, encontrarse, buscar refugio; pero también, punto de lanza, flecha, dardo certero, disparo: pum pum!, de revólver. No cabe sólo resistir. Todo cuanto tiene de cómodo, de apartado, dejarse ir, abandono; lo posee también de rabia, de acusación, no poder ser, aunque debiera. Junto con él, los poemas de Al sur del norte son más letanía, salmo, canción, versículo a lo Walt Whitman, Neruda, León Felipe; pero, ojo!, en Al sur del norte tampoco cabe la inocencia:
Aquí ya no quedan gorriones
pues nacieron alambradas altas
y girasoles de espino
se nos fueron muriendo
muy calladamente las acacias.
Estatua del general a caballo
librando su batalla
contra las palomas.
Estatua del general
señalando con la espada al norte,
clavando las espuelas
en la bestia humana que relincha.
Se te va a gastar el bronce
de tanto defender la plaza.
¿Es que acaso no comprendes
que ya no queda guerra
ni frentes ni banderas ni batallas,
que sólo estás luchando
con tu soberbia contra las palomas?
La lluvia del otoño
te lame día a día la coraza
y los niños que juegan
quieren arrancarte el brazo
que señala al norte.
Qué importante estar en retirada
y servir de nido a los pájaros!
Qué importante ser un soldado
y guardar la paz en esta plaza
donde ya no atruenan los cañones!