los viejos caminos del bajo cinca y del segrià se han perdido y han dado paso a nuevas sendas que continúan por europa y áfrica y llegan hasta rumanía y ucrania, hasta mali, senegal, camerún, china y la india. en los últimos cuarenta años los ríos han cambiado su cauce y se han recortado las sierras. los árboles llegan de california y los hombres, de todas partes; y las direcciones y las distancias son tan diferentes que ya no sirven ni los mapas ni los relatos de antaño. en la piel de la frontera cabe todo el mundo: de dentro y de fuera, hombres con la cabeza alta y hombres cabizbajos, hombres que llegan para quedarse y hombres que querrían quedarse pero no acaban de llegar nunca, y todos ellos cuentan cómo ha cambiado un mundo que no saben con certeza si sigue siendo suyo.