Considerada por algunos estudiosos como auténtico «manifiesto» del proyecto blumberguiano, Paradigmas
para una metaforologíaes, en buena medida, un intentode responder a la pregunta ¿bajo qué presupuestos
pueden tener legitimidad las metáforas en el lenguaje filosófico? Este planteamiento ya presupone un ideal
filosófico, y también histórico-filosófico, signado por la conciencia metodológica cartesiana (y también
husserliana), que hace de la precisión terminológico-conceptual un ideal, el ideal epistémico, y que en
consecuencianiega o rebaja la legitimidad de aquellas formas de lenguaje que, por su carácter impreciso o
traslaticio, no alcanzan todavía —o nunca podrán alcanzar— la nitidez intelectual de un contenido mental
reducible a fórmula.
Filósofo ante todo —y pese a todo—, Blumenberg acumula conocimientos históricos, antropológicos, literarios, filológicos, astronómicos, musicales y teológicos; conocimientos que engarza con un arte secreto —y
a las veces irritante— en crípticos textos nerviosos, lúcidos, tachonados de referencias sin aparente vinculación cuya unidad sólo el lector, si es que puede, está llamado a proyectar. Sin embargo, quizá no sea ninguno
de estos aspectos de su actividad como estudioso lo que hoy por hoy más ha contribuido a configurar su
imagen intelectual. Y para nadie es un secreto que, en cambio, sí son sus proyectos «metaforológicos», sus
investigaciones sobre la(s) metáfora(s) y la función que ésta(s) desempeña(n) en la vida del espíritu las que le
granjearon el respeto de sus pares.
Hans Blumenberg.Nacido en Lübeck en 1920, es considerado uno de los
filósofos en lengua alemana más relevantes del siglo XX. Fue miembro de
la Academia de Ciencias y Literatura de Maguncia y cofundador del grupo
de investigación Poética y Hermenéutica junto a Wolfgang Iser, Clemens
Heselhaus y Hans Robert Jauß. Fue premio Kuno Fischer de la Universidad
de Heidelberg y premio Sigmund Freud para prosa científica, entre otras
distinciones que obtuvo como reconocimiento a su labor.