El corazón me latía como un tambor. Ericé el pelo para parecer más grande y ordené a la misteriosa presencia que saliera al descubierto: a la luz menguante de la tarde, vi la criatura más extraña y maloliente que jamás había visto...
¿Quién es el perrito que ha salido de repente de la basura? Está sucio y va vestido con harapos, y solo dice que se llama Cricco...