Lo llaman democracia y no lo es es la abierta reflexión de un observador de nuestra actualidad política -víctima, a la vez de ella- en la que se muestra alucinado por el cinismo de los unos y la ingenua credulidad de esa mayoría paciente y resignada que, con su pasividad ante el engaño, la incompetencia y el despilfarro de nuestra clase política, acaba siendo cómplice involuntaria de todas sus tropelías.
Una mayoría todo lo indignada que se quiera, pero que no deja de participar, sumisa, en todas las trampas y apaños que les proponen, empezando por unos procesos electorales que sólo buscan consolidar el poder y la impunidad de Partidos y Sindicatos que únicamente se representan a sí mismos; y que defienden intereses que nada tienen que ver con los de la población a cuyo servicio dicen estar.