En las obras de restauración de una iglesia en la Provenza, ocultos en un pequeño sarcófago con el emblema de la Cruz del Temple, se descubren unos pergaminos escritos en Bretón. Estos documentos relatan la vida de Jeshua (Jesús) escritos por un druida llamado Iagol (el testigo y narrador) nacido en el bosque de Broceliande en la Bretaña francesa, que es enviado por el consejo de sacerdotisas y ancianos druidas hasta Palestina para que desvele la "fuente de energía" que han captado al otro lado del mar de los romanos (el Mare Nostrum), y que cambiará el curso de la historia. Será éste el discípulo amado citado por Juan 21, (20 a 25 ).
Los hechos de un hombre espiritual ilustrado, tal como se describen en otros documentos históricos (los Evangelios Apócrifos) no concuerdan con lo que la iglesia católica nos ha transmitido de la vida de Jesús, copiando y atribuyéndole hechos de otras religiones y profetas anteriores al cristianismo, con el propósito de elevarlo a la categoría de los dioses de su época, tal como se demuestra en la historia que cuento.
Iagol es la épica de unos acontecimientos que han cambiado la vida de millones de personas, y que han llegado hasta nosotros como una fábula manipulada por poderes ajenos a su mensaje.