Como únicos antecedentes históricos para la elaboración de un nuevo arte mundial, Oteiza fija su atención, exclusivamente, en aquellos artistas que se han construido una cultura, una plástica, sin herencia alguna, o en aquellos otros que han sabido rebelarse contra una herencia agotada, no volviéndole la espalda a un enérgico y definitivo presentimiento creador. Al segundo caso pertencen El Greco, Goya y Picasso: puntos genéticos de una nueva línea vocacional artística.