A medio camino entre el expresionismo y la historia de terror, El Golem es un clásico de la literatura fantástica del siglo XX y una
de las novelas más singulares del género. La obra transcurre en los últimos días del gueto judío de Praga, poco antes de que
comenzase su demolición para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Allí encontramos a Athanasius Pernath,
el protagonista y narrador en primera persona, un maestro judío que por algún tipo de trastorno ha olvidado su pasado. Poco a
poco, y a raíz de diversos acontecimientos, va descubriéndose y tomando conciencia sobre sí mismo. Alrededor de Pernath y
por el laberinto de callejuelas y tabernas de una Praga luminosa, se mueven el resto de personajes, muchos de ellos extraños,
como el archivero Hillel y su hija, el estudiante tísico Charousek, el chatarrero monstruoso Wassertraum, el titerero Zwahk. ..
Sobre todos ellos planea el mito del Golem (aquella criatura de arcilla animada por la cábala para defender a los judíos, pero
que se escapa del control y provoca catástrofes), dibujado aquí como un espectro, un espíritu del gueto que se aparece cada
33 años y bajo diversas formas.
Un hecho trágico marcó la vida y la producción literaria de Gustav Meyrink (1868-1932). Tenía 24 años y pasaba por una crisis
vital; cuando estaba a punto de suicidarse, alguien deslizó bajo su puerta un folleto titulado La Vida Futura. Meyrink, hijo ilegítimo
del barón Karl Warnbühler y la actriz María Meier, fue bautizado en Viena como Gustav Meier, y solo mucho después, cuando
empezó a ser un personaje famoso, la familia paterna le ofreció recuperar su apellido, cosa que rechazó. Pasó su juventud entre
Hamburgo, Múnich y Praga, ciudad última donde acabará situando sus escritos más célebres