Estamos en un Madrid conmocionado por la proclamación, al día siguiente, de una nueva Constitución, después de las convulsiones políticas desatadas tras la muerte de Mariano Rajoy, -el Presidente felón-, a manos de una mujer desahuciada, durante una visita a Vigo. Durante toda esa noche, un grupo de personajes, habituales de la marginalidad madrileña, entrecruzan sus caminos en medio de un desbarajuste de relaciones, alcohol, drogas, sexo y muerte, mientras se prepara un conflicto surrealista entre diferentes facciones afectas y opuestas al poder del momento. El relato nos lleva de los tugurios del Madrid más oscuro y la fauna que los recorre cada noche, a supuestos templos de una intelectualidad más reconocida pero no menos oscura, reflejada por un artisteo decadente autoproclamado como vanguardia y tan limitado de capacidades como el propio país. Estos personajes, heilipus, insectos sociales que invaden y corrompen el interior de la propia sociedad, forman en cualquier caso parte de ella, y conviven diariamente con nosotros mientras realizan su labor y viven y se desarrollan entre la propia putrefacción que producen.