Teognis es en realidad el corpus teognídeo, una colección de 1400 versos más o menos, escrita entre los siglos VI y V antes de Cristo por un Teognis de Megara (¿de Grecia?, ¿de Sicilia?) y otros muchos «Teo gnides» que alteran, que corrigen, que dicen y desdicen durante años a ese tal megarense que se empeñó en dejar sobre sus versos un ingrato marchamo de autoría: «Tengan un sello, Cirno, mis versos, que son arte y son lección».