Destrucción de algunos tópicos sobre lo incierto surge ante la imposibilidad de resolver aquellas dudas sobre lo que aún está por certificar, y se desarrolla a la inversa: aporta más dudas, a cambio, sobre lo que está establecido como supuestamente indiscutible y contrastado; porque ni el blanco es blanco ni el cielo es cielo. Porque este libro no es ningún manual.
Aceptamos una serie de conceptos como intocables, rígidos, encerrando en cajones símbolos que ancestralmente se dieron por resueltos y que, por comodidad o por resignación, no batallamos a la hora del entendimiento. Quizá cambiarlo todo sea la manera de dejar las cosas si no en su sitio, al menos más cercanas. Eso intentan estos versos, escritos por la necesidad de hablar cuando hasta el silencio hace ya tiempo que ha dejado de inspirar confianza.