Cuaderno de ruta es un ejercicio poético preciso y riguroso. Su título (y el de sus capítulos) nos indica la doble lectura que puede hacerse de un texto que viaja a través de la historia, la física y el lenguaje, adoptando una forma característica en cada una de sus partes que participa del contenido. Su autor se detiene más en la precisión que en el lirismo, sin renunciar a él, como apreciamos en uno de los versos esenciales y más hermosos: Paisajes que nunca dejaré de admirar y de perder / mientras descansa la bruma sus ojos sobre las hojas ya mojadas/ me contemplan y me olvidan. No es casual la belleza salpicada en el rigor, la poesía espolvoreada sobre la exactitud de unos versos refugiados en un estilo sólido y coherente que envuelve todo el recorrido de este fascinante viaje que Francisco J. Guerrero Cano nos propone.