En tiempos no muy lejanos la religión era una instancia clave de vertebración de nuestras sociedades. Entonces los dioses, y, por su mediación, los sacerdotes, gober-naban el mundo. La Modernidad supuso el predominio de la razón en la vida social, de modo que la seculariza-ción recibió un impulso decisivo.
A partir de las contribuciones de los sociólogos de las reli-giones en Catolicismo y Modernidad se estudia cómo La Celestina y El lazarillo anunciaron la irrupción de un mundo nuevo desencantado. Se analiza también cómo la incesante presencia del demonio en la vida cotidiana fue frenada en seco por un juez del Tribunal de la Inquisición de Logroño; cómo judíos sefardíes emigrados a Holanda asestaron un golpe decisivo a la existencia de los milagros y a las disqui-siciones mágico-míticas. Para enfrentarse a la Modernidad la Iglesia católica optó por entronizar el to-mismo como filosofía perenne y por declarar el dogma de la infalibilidad pontificia, a la vez que impulsó las escuelas confesionales de niños y jóvenes de ambos sexos. En la actualidad, en España, los enfren-tamientos entre clericales y anticlericales se han atemperado, pues ninguna confesión tendrá carácter estatal (art. 16 de la Constitución española). Queda abierta la cuestión de cómo desarrollar la laicidad en una sociedad multicultural al servicio de la democracia.