Carlos está muy enfadado. Sus amigos Javi y Marta han desaparecido y ni la policía, ni la Guardia Civil, ni los equipos de búsqueda que formaron algunos vecinos de su ciudad, consiguen dar con ellos.
De repente se le ocurre una idea y sin pensarlo dos veces, coge la bicicleta de su hermano Hugo y se dirige a la Boquera. Pero cuando llega al lugar donde los tres amigos suelen jugar, un extraño suceso lo deja atolondrado: unas luces de radiante brillo que van formando palpitantes flores, desaparecen para dejar paso a otras más luminosas que le hacen parpadear. Y una bulliciosa música desconocida en la Tierra, penetra por sus oídos consiguiendo que su mente flote al son de su vertiginoso ritmo. Todo ello, unido a un fragante y embriagador perfume, lo dejan completamente hechizado.
Casi sin darse cuenta aparece en el interior de un artefacto en forma de huevo, que le promete llevarlo al lugar donde se encuentran sus amigos.
Durante el trayecto, su captor le inyecta un producto que lo dejará dormido, para despertarlo unos momentos antes de aterrizar en un planeta llamado Trumeé.
Allí tendrá que ingeniárselas para conseguir que le dejen reunirse con sus amigos. Una vez juntos, a los tres se les plantea un arduo reto: conseguir regresar a la Tierra.