Aparentemente neutras, las obras de Aballí vehiculan contenidos turbadores y teñidos en ocasiones de una crítica amarga del mundo. Por un lado, están las obras en las que el artista desaparece y deja que la acumulación del polvo o la acción corrosiva del sol sobre los materiales configure cada trabajo. Por otro, subyace el artista que colecciona, inventaría y dispone meticulosamente las informaciones de los periódicos, recoge las imágenes reproducidas hasta el infinito o rinde homenajes al anonimato de los demás.