Un moderno Mefistófeles refleja las constantes de la obra de Louisa May Alcott: amor al trabajo, la honradez y la honestidad; deseo de una vida sencilla y en la que las potencias del alma estén en equilibrio; desprecio de cualquier tipo de conducta dañina; defensa a ultranza de la libertad —al servicio del corazón—; fe en un orden y una justicia morales inmanentes; respeto por los secretos inviolables de la naturaleza humana; y entrega a la Providencia. En resumen, las premisas del Trascendentalismo. Esta obra —auténtico mosaico de teselas librescas, exquisita pieza psicológica para connoisseurs del alma, y parada obligada para los buscadores de huellas de Fausto por la Literatura— es, en definitiva, más que una novela rosa, una novela perfumada de ideas.
Tras la guerra civil americana, Louisa May Alcott escribe a destajo para sacar a su familia de las dificultades económicas, y, un buen día, como si de un cuento se tratara, el editor Thomas Niles le pide una «historia de chicas». Louisa se pone manos a la obra y después de dos meses y medio llegan Little Women (1868) y el gran éxito. Good Wives, el segundo tomo, aparece en abril de 1869 y en el acto se venden más de trece mil copias. Luego llegan títulos como An Old Fashioned Girl (1870), Little Men (1871), Work (1873) y Rose in Bloom (1876). Y, además, Louisa, incansable, escribe obras que aparecen bajo pseudónimo (A. N. Barnard) o de manera anónima (y que en apariencia poco tienen que ver con el estilo de Little Women), lleva su diario y colabora con artículos relacionados con el movimiento feminista y sufragista en The Woman s Journal. Para cuando publica Jo s Boys, en 1886, su salud está muy deteriorada debido al mercurio. Pero aún ha de cuidar a su padre hasta que este muere en 1888. Después de dedicar sus últimas energías al querido trascendentalista, el mismo día de su funeral, Louisa May Alcott muere en Boston a la edad de 56 años.