El mundo contuvo la respiración el 8 de noviembre, estremecido, cuando Donald Trump se convirtió en presidente de la mayor potencia del mundo. Unos días antes, Juan José Millás escribía en El País un artículo que se llamaba El informe, y que decía: Lo increíble de las elecciones en EE. UD. Es que toda la discusión gira en torno a lo idiota que es Trump. Ya no. Ahora las preocupaciones son otras. Para nosotros. Para los mexicanos, los inmigrantes, los pobres, los negros, los sin papeles... para esos, mejor no decir nada. A las casas demoscópicas y a los vaticinadores de las encuestas les recomiendo que caven muy hondo las fosas y se escondan allí durante años. El nuevo orden mundial amenaza con convertirse en un gran desorden mundial. Ojalá me equivoque. Conviene rememorar las caras de la gente del cine que apoyó a Trump. Sí, se habla mucho de que el poder del presidente es relativo. Todo es relativo, imagino, pero tras escuchar las cosas que se escucharon en la campaña electoral, el miedo atenaza a la gente. No es el momento ni el lugar para debatir cómo es posible lo que ha ocurrido, aunque mucha culpa la tienen los políticos y los idiotas del voto. Eso daría para un tratado.