"Los autores despliegan un travieso juego de referencias que sirve tanto de anzuelo para que el hallazgo de la obra perdida prenda la atención, y la codicia, de algunas de sus criaturas de ficción, como de motor para una trama que trenza brillantemente muchos hilos. [...] Un trabajo dramático salpicado de picotazos cultos, pequeños guiños teatrales y literarios, con diálogos que son como agudos combates pugilísticos de ingenio. Un trabajo empapado de amor al Bardo de Stratford y al teatro todo".