Todo el poemario está escrito bajo el signo de la irreversibilidad del paso del tiempo y la quimera del devenir humano. Esas dos coordenadas se mantienen, desenvuelven y se mimetizan en diferentes extensiones y conformaciones, que constituyen el verdadero entramado conceptual y sentimental Silenciosamente ver pasar rostros, sombras, / cuerpos deambulando en un día de invierno. / Imaginando sus vidas.