el poeta y crítico juan lamillar, como muchos otros antes que él, no se ha dejado amedrentar por la maldición de henry james, y no nos ha privado del placer de leer estas notas sobre venecia en las que, a modo de cuaderno de bitácora o álbum de estampas, venecia juega, con el espejo y la máscara, a mirarse y ocultarse, en un milenario arte del disimulo.