Es verdad que todo pasa pero nada ni nadie muere en Somiedo. No al menos en la memoria de José Manuel Gómez Feito, el autor de esta historia abreviada del universo por la que se pasean llenos de vida memorables difuntos y en la que nos hablan, en su propio idioma, las pequeñas cosas, desde las ortigas solitarias hasta los juguetes olvidados. Las cuentas de este fascinante collar de recuerdos y olvidos -un inagotable y colorista caleidoscopio- parecen ensartadas por el lenguaje mismo en el que clamorosamente callan la lluvia, las montañas y los lagos somedanos.