Estamos ante un texto de puro amor, de ardiente amor, donde el deseado predominio de lo sagrado nunca puede hacer que el lector olvide el sentimiento físico que lo envuelve todo de espiritualidad. De ahí su trazo, tan medieval: lo espiritual se
calienta en el horno de la carne. No está ello en muchos místicos mahometanos, esencialmente sufíes, como quedó ya
apuntado? .
Luis Antonio de Villena, escritor Ramon Llull (1232 o 1233-1315) es una de las principales figuras de la literatura y el pensamiento medievales. Nacido en Palma de Mallorca, cuando la isla era una electrizante encrucijada de las tres culturas dominantes —cristiana, judía y musulmana—, se formó literariamente en la tradición trovadoresca tardía. De familia noble, fue nombrado preceptor del hijo de Jaime I de Aragón, en cuya corte pasó su juventud entre amoríos, lances caballerescos y cortes literarias.
Hacia los treinta años, sin embargo, mientras componía un poema amoroso dirigido —según confesión propia— a una mujer que no era su esposa, tuvo una visión mística que dio un vuelco a su existencia. A partir de ese momento, toda su vida y su quehacer intelectual se dirigieron hacia un único propósito: la formulación y difusión de un arte o sistema filosófico para convertir a los infieles y perfeccionar el amor de los cristianos hacia Dios. Desde entonces, la vida —y la leyenda— de Llull se convirtió en algo tan enciclopédico y variado como su propia obra.