El texto que tienen en sus manos trata de las contingencias, de los encuentros y, de manera muy especial, del acto de crear allí donde las preguntas van surgiendo, incluso donde se obstinan en salir. En Improntas a dos voces, Mayte Guerrero, en tándem con F. J. Picón, de manera casi lúdica, mediado por la espontaneidad -un texto que se envía, una respuesta que se cierne (no hay verdad que selle el texto precedente)-, dejándose sorprender por la respuesta del otro (la sorpresa es el acicate del texto siguiente), van gestado, armando, casi solo, digamos que con lo que a cada uno quema en el momento en que se desarrollaba su escritura el libro que le invitamos a leer. Sólo así es posible avanzar dejándose llevar cada cual por su deseo.