La idea central que presenta este libro se resume en esta propuesta: solo es posible alcanzar la plenitud de
«lo divino» en la medida en que nos empeñamos por lograr la plenitud de «lo humano»; únicamente podemos llegar a ser «más divinos» haciéndonos «más humanos». Esta propuesta brota del centro mismo de la
fe cristiana: el «Dios encarnado», es decir, el «Dios humanizado», que se dio a conocer en un ser humano,
Jesús de Nazaret. Esta idea tiene que invadir e impregnar la vida y la actividad de la Iglesia: su teología,
su sistema organizativo, su moral, sus leyes, su presencia en la sociedad y, sobre todo, en la vida de los
cristianos.