El sistema internacional de cooperación al desarrollo está dominado por un discurso que niega las raíces políticas de los procesos de empobrecimiento y de vulneración de derechos. Entiende que estas son cuestiones con soluciones "técnicas", que pueden proveer expertos, ONGD y agencias de desarrollo. Esto estaría creando un sistema funcional al proyecto neoliberal y que desactiva el rol de organizaciones y movimientos sociales con agendas transformadoras.