El filósofo ignorante, traducido y anotado por Mauro Armiño, causará el interés de todos los amantes de la historia del pensamiento y de las ideas, así como de todos los descreídos de la filosofía, la ciencia y la religión como discursos cerrados y definitivos. La fina ironía de Voltaire cautivará a unos y a otros en un texto que reivindica por encima de todo la libertad de pensamiento y el legítimo logro de una vida feliz.
En El filósofo ignorante, compuesto de apuntes breves, a veces perentorios e irónicos, a menudo sarcásticos, Voltaire es firme defensor del primero vivir, después filosofar .
Llamar a un filósofo ignorante es una redundancia. El sabio sabe que sabe (o cree que sabe) mientras que el filósofo sólo sabe que no sabe, pero está seguro de que le gustaría saber. No es cuestión de modestia: dedicarse de veras a la filosofía es renunciar a la resignación y a la paciencia, tan sabias.