Pese al título, este libro no ofrecerá ni consejos ni recetas para saborear la pintura, es más, el deseo del autor es sembrar o mejor dicho consolidar una duda, la duda sobre la capacidad de poder " saborear " una obra de arte en ausencia de su comprensión. Es decir, que el placer de una obra aumenta con el conocimiento del contexto de su creación es uno de sus postulados. Las obras que se analizan en este texto fueros realizadas en épocas diferentes y emplean estrategias de seducción diferentes: unas son imágenes hechas para príncipes ( " La Fiesta de Venus " , de Tiziano), otras para la Corte absolutista