"Bodas de sangre" es una tragedia en verso y en prosa escrita por Federico García Lorca en 1931 y estrenada en 1933. Drama rural de amores contrariados y venganzas familiares. Afirma en la introducción el dramaturgo Antonio M. Morales: "Fue en 1928 cuando, hojeando el ABC en la Residencia de Estudiantes, Lorca se dio de bruces con unos sucesos ocurridos en el Cortijo del Fraile, en Níjar (Almería). Justo en las vísperas de su ceremonia nupcial, la novia, Francisca Cañada Morales, apodada Paca 'La Coja', fue secuestrada por un antiguo amante, quien murió poco más tarde asesinado por el hermano del novio. Nada más leer el reportaje, el poeta telefoneó a Margarita Xirgu para comentarle que ya había encontrado el argumento para su próxima obra". En realidad, la mujer del campo andaluz no tiene apenas derecho a decidir, su vida es estar encerrada entre muros encalados, es el hombre quien deposita su honra en la mujer y un ataque a es honra ha de pagarse con la muerte. Con un estilo poético y cargado de figuras metafóricas (el cuchillo, el caballo, la sangre, la madre doliente) se va a celebrar la boda de una muchacha cuyo antiguo novio está casado con su prima, pero el amor y la pasión subyacen al matrimonio y a los hijos. La futura casada no está enamorada del joven con quien quieren amarrarle el futuro, sino de su primo, Paco Montes. Como se afirma de Lorca en el estudio introductorio: "Su amor por los clásicos es bien visible en Bodas de sangre. La huella de Lope de Vega se puede rastrear durante toda la obra". De esta historia y estas influencias nace Bodas de sangre, perfecto símbolo de la España interior, religiosa y vengativa, de mujeres nacidas para el sacrificio y hombres criados para la muerte, tierra en la que el amor es siempre terrible, pasión y dolor.