Si, como escribió Eliot, todo poema es un epitafio, Bailando en Odesa es un panteón. En él perviven los héroes y los dioses de otro tiempo y lugar. Ilyá Kamínsky es un joven poeta norteamericano nacido en 1977 en Odesa (Ucrania), dentro de la antigua Unión Soviética. Allí vivió pocos años pero sabe extraer de su lejana tierra los personajes y mitos que llenan su libro y viven en los poemas. Algunos de sus protagonistas son bien conocidos del lector español: Celan, Bábel, Brodsky, Milosz, Chagall, Ajmátova, Bulgákov. Se nombran también lugares que son leyenda viva de todos.
Ilyá Kamínsky es crítico, traductor y profesor. Ha publicado tres libros de poesía: La ciudad santa, en ruso, y en inglés, Música humana (2002) y Bailando en Odesa (2004). Por este último recibió en 2005, entre otros, el premio de la Academia Americana de Artes y Letras y la valoración entusiasta de la crítica norteamericana.
El mundo poético de Kamínsky está hecho de gran cultura y de numerosos recuerdos familiares, en que los muchos muertos suyos se vuelven muy nuestros de tan vívidamente que los vemos sufrir, gozar, vivir. También morir. Ese morir tan presente aunque haya sucedido hace ya muchos años. En cuanto a la forma y la expresión, el lector percibirá que resuenan en este libro lo mejor de la poesía norteamericana, desde Elizabeth Bishop a Mark Strand, Jhon Ashbery o Charles Wright.
G. A. Chaves, traductor del libro escribe en el prólogo que los poemas de Bailando en Odesa son el testimonio de una memoria en que literatura y vida se han mezclado de tal forma que son inseparables, tan inseparables como la vida del poeta y el recuerdo de la ciudad donde vivió su familia y él vio la luz. El reto de traducir a Kamínsky ha sido mantener esa extrañeza tan particular de su escritura, esa música notable y emocionante.