Aventuras, riesgos, amores son ingredientes habituales en las películas. ¿Qué tienen en común el pistolero que enfrenta un duelo, el jugador que hace una apuesta o quien intenta conquistar a la persona deseada? Por supuesto, cierta emoción, pero también un enfoque matemático. Aunque emociones y matemáticas a muchos les puedan parecer categorías muy distantes, no lo son. Cualquiera de las situaciones anteriores conlleva una decisión y las matemáticas pueden orientarla racionalmente hacia el éxito, que es fuente de emociones positivas, de felicidad. Cualquier producto de la creatividad humana tiene una presencia matemática, más o menos explícita. Eso permite su observación con una mirada matemática. También sucede así con el cine. Personajes de toda índole, no científicos, usan las matemáticas. Unas veces para lograr sus objetivos y muchas otras cometiendo errores. Lo comprobaremos a lo largo de escenas de 113 películas y teleseries. Como veremos en los capítulos de este libro, no hay género donde no se encuentre esa presencia matemática.